Larry Cons —mejor conocido como Calyx— no empezó su historia tocando en fiestas. Este tipo del sur de Londres era, desde muy chico, un prodigio: estudió cinco instrumentos y tocaba en bandas de jazz y funk mucho antes de meterse en el género. Incluso lideraba una banda de funk de ocho personas con un nombre bien cheeky: Octane.
¿Y cómo terminó un guitarrista de jazz-funk convirtiéndose en uno de los capos del drum & bass más oscuro y salvaje? Llámalo destino. O una obsesión enfermiza con los bajos. A fines de los ‘90, Larry se metió de cabeza en la escena electrónica del Reino Unihttps://www.brixtonbuzz.com/2012/12/the-drum-bass-arena-awards-2012-come-to-brixton-on-wednesday-5th-december-and-the-nominations-are/do, justo cuando el D&B estaba explotando. Empezó a producir temas que combinaban su oído musical entrenado con la energía cruda y tribal del jungle. Sus primeros temas salieron en 1998, y no pasó mucho hasta que el nombre Calyx empezó a sonar seriamente dentro el circuito.
Desde el principio, sus producciones llamaron la atención de los sellos más pesados del género. Hablamos de la santísima trinidad del D&B: Moving Shadow (que terminó convirtiéndose en su casa), el mítico Metalheadz de Goldie, y V Recordings de Bryan Gee. Los tachó a todos de su lista. Para el 2000 ya tenía un montón de vinilos editados en otros sellos de culto como Renegade Hardware, Subtitles y Violence Recordings —básicamente, un “quién es quién” del drum & bass. Este tipo estaba en una misión total, rompiéndola en el estudio y colándose en todos lados. Y no solo se sumaba a otros sellos, también cofundó los suyos propios —Thunderous Audio y Momentum Music— para seguir empujando la movida.
Si hubo un momento en el que Calyx realmente explotó, fue en 2005. Ese año lanzó su primer álbum solista, No Turning Back, por el sello Moving Shadow —y sí, el título no podía haber sido más acertado. El disco fue un bombazo, y muchos lo pusieron directamente en la lista de lo mejor del año dentro del drum & bass.
Calyx incluyó seis tracks en solitario, más colaboraciones con nombres como TeeBee, Gridlok e Ill.Skillz, y remixes a cargo de referentes como Dom & Roland y Hive.
En pocas palabras, No Turning Back fue una muestra contundente de la visión de Larry: un drum & bass oscuro, futurista, con bajos bien marcados de neurofunk, detalles jazzeros y percusiones con mucha presencia. La demanda fue una locura: el disco se agotó tan rápido que tuvieron que hacer tres reimpresiones en solo seis meses. Cada tema empezó a sonar en los sets de los DJs más respetados de la escena, y Calyx terminó dando el salto a un circuito internacional cada vez más interesado en su propuesta.
¿Qué haces después de sacar un disco que lo cambia todo? Te subes a un avión y sales a romperla en todos lados. Y eso fue exactamente lo que hizo Calyx: se mandó una gira mundial que lo tuvo ocupado durante todo 2005. Hizo dos giras por Estados Unidos, dos por Australia y una cantidad imposible de fechas en Europa. De Londres a Los Ángeles, de Sídney a Estocolmo, el nombre Calyx empezó a sonar por todos lados, sinónimo de sets demoledores y una energía que no aflojaba nunca. Lo que Larry no sabía era que estaba a punto de meterse en una sociedad inesperada que lo iba a llevar aún más lejos.
A medida que avanzaban los 2000, el camino de Calyx se cruzó con el de otro nombre en ascenso: TeeBee, alias Torgeir Byrknes, un capo del D&B nacido en Noruega. Dato curioso: el alias “Calyx” en realidad empezó como un dúo a fines de los 90, con Larry Cons y Chris Rush. En 1997, el Larry conoció a TeeBee cuando ambos tenían tracks firmados con Rugged Vinyl, un sello pionero del género. Se llevaron bien al toque, se pusieron a hacer música, y arrancó una amistad que se mantendría en el tiempo.
Durante años, cada uno siguió su camino en solitario, armando sus carreras por separado. Pero la conexión estaba. Y para mediados de los 2000, finalmente se metieron juntos al estudio. Su primera colaboración, “Follow the Leader,” no pasó desapercibida: fue una bomba, y una pista clara de que cuando estos dos se juntaban, algo especial pasaba.
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En 2007, hicieron oficial la sociedad y lanzaron su propio sello, Momentum Music, tirando toda la carne al asador desde el día uno: el primer lanzamiento fue un álbum entero hecho a dúo. Ese disco, llamado “Anatomy,” no era una recopilación de temas sueltos. Era un proyecto enorme, distribuido en cuatro vinilos (y también en CD), con producciones que mezclaban lo mejor de ambos mundos.
El hype fue real. Anatomy no solo cumplió con las expectativas: las rompió. Escaló directo al tope de las listas de ventas de D&B y se quedó ahí por semanas. Críticos y fans quedaron enamorados con la sinergia del dúo: dos productores que ya eran leyendas por separado, combinando fuerzas y sacando fuego puro. El éxito del disco los llevó a otra gira mundial —pero esta vez, Larry no viajaba solo. Con TeeBee al lado, se subían al escenario a hacer back-to-back, y a redefinir cómo se veía un DJ set en vivo.
Para 2012, el dúo ya venía con tanta fuerza que el sello más pesado del género fue a buscarlos. Se sumaron de forma exclusiva a RAM Records, el icónico sello de Andy C —básicamente, el Def Jam del drum & bass. No perdieron el tiempo y empezaron a lanzar una serie de singles bajo ese paraguas.
Y no eran solo bombas para el under. Algunos temas mostraban un lado nuevo de Calyx, con el propio Larry metiéndose a cantar. Toda esa etapa fue calentando el terreno para su segundo álbum colaborativo, All or Nothing, que salió a fines de 2012.
El disco vino cargado: colaboraciones con artistas como Beardyman y Foreign Beggars, arreglos bien trabajados (sí, más voces), y una lista de tracks que encontraba el equilibrio justo entre la energía salvaje de la pista y una composición real, hecha con intención. El álbum explotó fuerte, y hasta empezó a captar la atención de públicos más amplios gracias al empuje de la BBC y otros nombres clave del circuito radial.
"All or Nothing" terminó siendo un imán de premios. Ese año, Calyx & TeeBee arrasaron en los Drum&BassArena Awards: se llevaron Mejor Productor, Mejor Track por el himno “Elevate This Sound”, y hasta Mejor Video por “Pure Gold”.
Estaban en la cima. Y los reconocimientos no paraban. Que te inviten a hacer un Essential Mix en BBC Radio 1 es como recibir un título nobiliario en la electrónica, y en 2013 les llegó el llamado. Armaron un set tan prendido fuego que terminó nominado como uno de los cinco mejores del año
En 2015, Calyx & TeeBee volvieron a sacudir las plataformas digitales, liderando los charts de descargas y abriendo el camino para su tercer álbum: 1X1, que vio la luz en 2016. Ese disco mostró la amplitud real de su sonido, desde bombas pensadas para reventar clubs hasta exploraciones más experimentales. A esa altura, su presencia era total: no podías abrir una playlist de drum & bass ni pisar un rave grande sin cruzarte con su nombre. Y no solo eso: en 2017, hicieron la música de apertura para Let It Roll, el festival de D&B más grande del mundo. Sí, básicamente musicalizaron la ceremonia de apertura de las Olimpiadas del drum & bass.
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Pero mientras tanto, sin hacer demasiado ruido, se habían convertido en los remixers favoritos de medio planeta. Su sonido (afilado, quirúrgico, contundente) empezó a cruzar géneros. Artistas de pop y hip hop querían ese toque Calyx & TeeBee en sus tracks. El dúo metió mano en temas de Rag’n’Bone Man, Rudimental, Ed Sheeran, Example, Wiz Khalifa, DJ Shadow y Little Dragon, entre otros. O sea, ¿pasar de hacer techstep oscuro a reversionar a Ed Sheeran? Es una locura.
Y claro, en vivo seguían rompiéndola: sesiones en BBC Radio 1, festivales en Ibiza, giras por clubes de EE.UU., Australia, Asia… piensa en un lugar, seguro ya tocaron ahí. Mientras tanto, seguían inspirando a una nueva camada de productores que los miraban como referencia total.
Después de más de una década sin parar, Calyx & TeeBee se tomaron un respiro de los álbumes, aunque no del estudio. Durante los últimos años de la década de 2010 empezaron a soltar pistas de que venía material nuevo (incluso se rumoreaba un disco llamado A Call To Arms que nunca llegó a ver la luz).
Finalmente, a principios de los 2020s, soltaron un proyecto que respiraba nostalgia y cultura old-school por todos lados. Así nació Plates, lanzado en 2022 a través de RAM Records. Pero esto no fue un álbum común. Nada de sacar todo junto y listo. En cambio, decidieron volver a la lógica del dubplate: lanzar los temas de a uno.
Durante tres años, fueron soltando nueve singles que formaron parte del álbum. Cada tema tenía su momento propio para brillar en los soundsystems antes de terminar reunido en el disco completo. La idea era volver a lo esencial: sin vueltas conceptuales, sin apurarse, lanzando la música como querían y cuando querían, tal como se hacía en los días gloriosos del vinilo.
En 2022, los fans se comieron una sorpresa: Calyx firmó con Critical Music, el sello under británico conocido por empujar siempre los límites del drum & bass. Era su primer proyecto en solitario en 15 años, y volvió con todo. Su debut en Critical fue un doble lanzamiento —“Tempest / You Want It All”— que salió a fines de ese año y dejó claro que, incluso solo, sigue siendo una bestia.
En 2023 no bajó el ritmo ni un poco. Siguió tirando una serie de singles afilados, todos bajo Critical: el vibrante “Pull Up / Feel the Sway”, “Cobra” junto al MC británico Logan, y “Riddim”. Para mediados de 2024, seguía con todo: lanzó “Out & In” (con voz de Chimpo, desde Manchester), junto a “My Dark Place”.
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Y tranqui: la dupla con TeeBee sigue viva y activa. Cuando las agendas lo permiten, todavía comparten escenario y seguro tienen más cosas cocinándose en el estudio. Pero ver a Larry brillar de nuevo como solista es refrescante. Demuestra que, incluso después de más de 25 años, sigue con hambre de innovar.
Desde sus comienzos humildes tocando la guitarra en Londres hasta convertirse en un ícono global del drum & bass, el recorrido de Calyx fue —y sigue siendo— épico. Es ese tipo de artista raro que lo logró todo: credibilidad total, reconocimiento masivo, un sonido propio y una influencia que se siente en todo el mapa.
Llevó musicalidad y groove al costado más oscuro del neurofunk, subió la vara en cuanto a performance con esos sets extremos de seis decks, y nunca dejó de empantanarse en lo mismo: fue mutando, cambiando, buscando lo nuevo. Generaciones de productores lo citan a él —y a TeeBee— como referencia, ya sea por su obsesión en el estudio o por su forma de hacer música sin concesiones. Y los fans… bueno, los fans saben que si el nombre Calyx aparece en un track (o en un line-up), algo va a pasar.
Incluso después de barrer con premios y básicamente tachar todos los casilleros del bingo del D&B (álbumes enormes, check; hits, check; Essential Mix, check), Larry Cons no muestra señales de bajar un cambio. Si algo, parece estar más encendido que nunca: gira por distintos continentes, saca beats nuevos en el estudio, aparece en radios… siempre representando al género que lo formó.
Calyx ayudó a que el drum & bass evolucionara, pero sin perder el alma. Y ya sea solo o en dupla con TeeBee, podés estar segurx de que va a seguir siendo una luz clave en la escena durante mucho tiempo más. En una cultura que vive buscando “lo próximo”, él se ganó su lugar como leyenda viva siendo —una y otra vez— exactamente eso: lo próximo.
Sin Calyx, el drum & bass no sería lo mismo.
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