La electrónica no para de mutar, pero hay pocos que hayan sabido mezclar sonido y arte visual como Matteo Milleri. Este productor italoamericano lleva un buen tiempo moldeando la escena desde las sombras con su proyecto solista, Anyma. Más que un alias nuevo, es una forma distinta de entender lo que significa ser productor en 2025.
Milleri nació en Nueva York, pero su camino no fue el típico. Aunque es italiano, su formación fue bastante más global, y eso terminó marcando su sonido: siempre al límite, siempre explorando. De adolescente vivió en Italia y después se metió a estudiar ingeniería de sonido en el SAE Institute de Milán. Ahí conoció a Carmine Conte, y juntos armaron Tale of Us, el dúo que terminó sacudiendo el melodic techno y los llevó directo a Berlín, donde todo pasa.
Con Tale of Us construyeron un sonido propio, viajaron por el mundo y fundaron Afterlife Records, un sello que se volvió referencia para toda una generación. Hasta se aliaron con Interscope para llevarlo más lejos. Pero mientras eso crecía, Milleri tenía otra idea en mente. Algo más personal. Un espacio donde pudiera experimentar con música, tecnología y visuales sin tener que responderle a nadie. Así nació Anyma.
Cuando apareció Anyma, fue como resetear por completo la idea de lo que podía ser la música electrónica. El propio Milleri lo definió como “mi forma de expresión creativa, una mezcla de música, arte y realidades inmersivas para explorar la siguiente fase en el plano de la conciencia”. Y eso es exactamente lo que propone: una fusión entre sonido e imagen que va mucho más allá de una performance tradicional.
El proyecto debutó con el EP Claire, editado por Rose Avenue Records, con colaboraciones de Janus Rasmussen y Delhia de France. Pero lo que realmente lo hizo distinto fue el componente visual que lo acompañó: el primer videoclip musical en formato NFT a escala completa. Una pieza creada junto a la artista berlinesa Marigoldff y el estudio IOR50. Esa movida dejó en claro la intención de Milleri: borrar los límites entre lo físico y lo digital usando tecnología de punta, producción musical y diseño como herramientas clave.
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Sin tomarse ni un respiro, Milleri lanzó apenas unas semanas después el EP Sentient a través de Afterlife Records, mostrando un costado más oscuro y experimental. Para este proyecto se unió a Builders Club, una productora creativa premiada especializada en cine, animación 3D y storytelling interactivo. Así terminó de dar forma a la identidad visual de Anyma: tan potente como su sonido, creando paisajes inmersivos donde imagen y música se mueven en perfecta sincronía.
Afterlife, el sello que Milleri cofundó junto a Carmine Conte, hace rato que dejó de ser “solo un sello”. Hoy es una plataforma multidimensional que cambió la forma en que se vive la música electrónica. Bajo ese paraguas, Milleri firmó a un montón de artistas y armó una comunidad global donde todo gira en torno a experiencias inmersivas.
En un movimiento clave dentro de la industria, Afterlife cerró una alianza con Interscope Records que le permitió escalar aún más. Con esa estructura detrás, Milleri pudo llevar su visión creativa a otro nivel, mezclando credibilidad underground con el alcance de una major.
El primer festival Afterlife, programado para junio de 2025 en Barcelona, es la concreción de todo ese recorrido: un evento de dos días con dos escenarios curados por Anyma y MRAK (el proyecto solista de Carmine Conte). Más que un simple festival, promete ser una experiencia sensorial completa que resume el espíritu de Afterlife y su apuesta constante por la innovación.
La música de Anyma nunca se dejó encasillar. El proyecto toma elementos del melodic house, techno, ambient y hasta de la música clásica, mezclándolos con una identidad sonora que va mutando en cada lanzamiento. Su primer álbum, Genesys, incluyó colaboraciones pesadas como Grimes, Sevdaliza y CamelPhat. Después vino Genesys II, que siguió expandiendo ese universo sonoro cada vez más ambicioso.
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Pero lo que realmente separa a Anyma del resto no es solo cómo suena. Es la forma en que está pensado todo el proyecto. Cada disco forma parte de una narrativa más grande, donde la música es solo una parte de la experiencia multisensorial. Milleri define Anyma como “una conciencia autogenerada, que se codifica a partir de nubes de datos y se presenta como una identidad digital a través del arte”. Esa idea le permite crear obras que existen en distintos planos al mismo tiempo.
Los discos son una fusión de géneros sin miedo, con tracks que pueden ir del éxtasis de la pista al ambient introspectivo sin perder cohesión. Esa fluidez refleja lo que Milleri ve en el entorno digital: una oportunidad para que los artistas generen experiencias más conectadas e inmersivas, tanto en vivo como desde casa.
Los live shows de Anyma reescriben por completo lo que puede ser una fiesta de música electrónica. Con The End of Genesys en la Sphere de Las Vegas, Milleri marcó un antes y un después: un despliegue monumental donde música, visuales y tecnología se funden en una puesta que va mucho más allá del formato concierto.
Gracias a la tecnología XR (realidad extendida), cada presentación se convierte en un viaje inmersivo que lleva al público a paisajes digitales que rozan lo onírico. Todo está pensado para envolver: no solo se escucha, se vive. Y detrás de cada show hay una narrativa que empuja los límites de cómo sentimos y percibimos lo que pasa en escena.
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Lo más innovador no está solo en la tecnología, sino en el rol que asume Milleri en escena. No está simplemente tocando: es parte de un sistema interactivo donde imagen y sonido se retroalimentan en tiempo real. Así logra un tipo de conexión única con el público, rompiendo con la idea tradicional de performance y acercando al artista a la experiencia misma.
El viaje de Anyma está lejos de terminar. Si algo dejó claro Milleri es que la electrónica todavía tiene mucho por reinventarse, y él no piensa quedarse quieto. Más allá de su música, viene expandiendo su universo creativo a través de colaboraciones visuales, dirección de arte y exploraciones en el mundo NFT y el arte digital. Todo eso lo pone en primera línea de una pregunta clave: ¿cómo vamos a experimentar la música en el futuro?
Con rumores de nuevas colaboraciones en camino, Anyma no es solo la evolución de un artista: es una ventana a lo que viene. Una forma de entender el cruce entre sonido, imagen y tecnología como algo vivo y en constante transformación.
Para Milleri, Anyma es “la siguiente fase en el plano de la conciencia”. Y en un presente donde lo físico y lo digital ya no están tan separados, el proyecto no se limita a acompañar los cambios: los empuja. Nos invita a imaginar nuevas formas de conectar con la música, más profundas, más inmersivas, más humanas, incluso cuando lo que tenemos enfrente no lo sea del todo.
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