Estos no son los típicos DJs techno vestidos de negro de pies a cabeza y encorvados. Alex es un cineasta convertido en DJ que pasa medio año musicalizando atardeceres en Mykonos, sacando inspiración directa del manual de la naturaleza. Adrian, criado en una familia de músicos clásicos, cambió el violín por sintetizadores y musique concrète, y le aporta al proyecto una precisión casi quirúrgica.
Juntos crean música electrónica alimentada por sonidos orgánicos y cantos ancestrales — voces etéreas, tambores tribales lejanos y cantos de aves flotando sobre grooves de deep house. Es una mezcla espiritual y bailable, muy lejos del techno de galpón sin alma. Birds of Mind viene trazando su propio camino en la escena electrónica europea con paisajes sonoros cargados de emoción. Y en pleno 2025, siguen demostrando que la pista de baile también puede ser un puente hacia la tierra y el alma.
Desde el arranque ya se notaba que lo de Birds of Mind venía por otro lado. Temas como “Just Let Go”, una colaboración de 2019 con la cantante Zemira Israel, ya mostraban la receta: melodías suaves, voces que te hipnotizan y grooves profundos. No tardaron en caer en sellos con buen ojo, y en 2021 largaron Journey, su disco debut en Kindisch. Un disco suave, casi místico, que se siente como una especie de retiro espiritual con base de house.
El disco se volvió de culto y los puso al frente de esa movida electrónica que mezcla beats con cosas más orgánicas, más de la tierra. De esos discos que no paran de escalar en los charts de Organic House de Beatport.
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Y desde entonces no pararon. En los últimos años soltaron una bomba tras otra. Su gran hit “Mi Pena”, que salió a principios de 2022, es un temazo lento y melancólico, sostenido por una voz en español que te deja flotando. Se volvió un clásico en los sets de deep y organic house por todos lados.
Este track aguantó el paso del tiempo tan bien que, tres años después, volvió a la carga con un pack de remixes explosivo: AMÉMÉ, Nico de Andrea y Rockin Moroccin le metieron su propia magia. AMÉMÉ sumó un groove tribal con pianos y trompetas, Nico lo llevó a un mood tech-house típico de madrugada y Rockin Moroccin le metió toda la potencia del Afro-house.
¿El resultado? Tres versiones nuevas que confirman lo que ya sabíamos: “Mi Pena” es un himno atemporal. No muchos temas logran marcar una época y después volver al circuito con la misma fuerza. Este lo hizo sin despeinarse. Después de eso, se sumaron al sello Hot Since 82, Knee Deep In Sound, para lanzar “Long Kiss Goodnight”, una collab con Ramyen y Juliann que mezcla afro-house denso con voces nostálgicas.
Ese mismo año dieron la sorpresa curando la edición número 25 de la legendaria serie Body Language de Get Physical, un hito que normalmente queda reservado para pesos pesados de la escena. Pero Birds of Mind llegó con una visión clara: mezclar nostalgia con nuevas ideas, rindiendo homenaje a la era dorada del deep house, esa época entre 2011 y 2013, pero con un sonido bien actual. El resultado fue una compilación de diez tracks perfectamente equilibrada —cinco originales y cinco remixes— que funciona como una especie de autorretrato sonoro de su propia evolución.
Entre los más destacado están “Don’t Leave Me Here” y “Miss You Babe”, dos temazos que abren el disco con pads melancólicos y beats que fluyen con una elegancia impecable.
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Y si hablamos de lanzamientos, estos dos no levantan el pie del acelerador. A fines de 2024 se metieron con tracks de otros nombres pesados de la electrónica: convirtieron Mythologies, el poema electro de Chelonis R. Jones, en un viaje de house cósmico, y reversionaron City Life, el clásico de DJ T. & Cari Golden, en un tema íntimo y elegante, ideal para cerrar la noche con clase.
Ya en 2025, volvieron a Get Physical con “No Time For Tears (Nick Morgan Rework)”, una nueva vuelta de tuerca a uno de sus temas más sentidos, ahora con un sonido más fino y actual, listo para romper en la pista. Por esa misma época también lanzaron un remix de “Me Gusta” en el sello boutique Azzur —otro track profundo y bailable que se suma al universo cada vez más sólido que vienen construyendo.
Si quieres entender de verdad lo que es Birds of Mind, olvídate del club: tienes que verlos en vivo. Sus DJ sets no son simples sesiones, la gente los describe como rituales salvajes, casi místicos. En el último año se los vio aparecer en algunos de los spots más alucinantes del circuito global.
A fines de 2024 estuvieron girando por pai2ses donde el organic house está más vivo que nunca. “Estamos de tour”, dijeron con total calma en una entrevista, justo antes de subirse al escenario en una fiesta underground con tintes de culto. Al día siguiente, estaban poniendo a bailar a todo el mundo en una fiesta frente al mar. Cosas que para ellos ya son rutina.
En Europa tampoco bajan la intensidad. Alex y Adrian vienen sacudiendo la noche parisina con su residencia en Gate Club Paris, donde arman noches épicas junto a artistas como Capoon y KittKat, y le suman una dosis de mística ibicenca a la escena local.
Y su alcance va mucho más allá de su ciudad. Birds of Mind está expandiendo sus alas por todo el planeta. En Sudamérica hicieron temblar las pistas con sets tan potentes que todavía se habla de ellos. Después aterrizaron en Medio Oriente —sí, en Dubái— donde fueron convocados para tocar en Terra Solis, el spin-off desértico de lujo de Tomorrowland. Se subieron al mítico escenario Amare y compartieron line-up con Agents of Time, ANNA, Claptone, Kevin de Vries, entre otros... y aun así lograron robarse la escena.
Hay algo casi poético en ver a Birds of Mind tocar bajo las estrellas, en medio de las dunas árabes. Su música, inspirada en la belleza natural, literalmente vibra con el paisaje. Y ahí está su magia: pueden pararse al lado de los gigantes del techno más masivo y seguir sonando diferente, con identidad propia.
¿Quieres vivir la experiencia de verdad? Birds of Mind no para de girar en este 2025. Hace poco aterrizaron en Brooklyn, el 4 de abril, y llevaron toda su mística parisina al showcase UNVEILED, donde le regalaron a Nueva York una noche de clubbing espiritual —algo así como si la Riviera Maya se cruzara con Mykonos. ¿Poesía hablada sobre deep house? Sí, lo hicieron. Y sí, la rompieron.
Su música está hecha para amaneceres polvorientos en el desierto o raves perdidos entre árboles. Y con varios lanzamientos nuevos saliendo este año en su sello Mindgame Records, no sería raro que anuncien más fechas pronto. Si vives en una ciudad grande, ve prestando atención.
Eso sí: no esperes un set cualquiera. Birds of Mind no se rige por fórmulas. A veces bajan todo justo cuando parece que va a explotar, o tiran un bombazo cuando nadie lo espera. Y eso es parte del encanto. Nunca sabés para dónde van, y por eso nadie quiere perdérselos.
En un mundo post-pandemia donde todos andan buscando algo más real, Birds of Mind le está devolviendo el corazón a la música electrónica. En una escena saturada de drops y oscuridad, ellos siguen demostrando que también se puede tocar el alma.
Si estás buscando algo más que una noche de fiesta, este es el dúo que tienes que seguir.
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