Mystic State, el dúo de Bristol que viene redefiniendo el bass desde 2015, no está acá para hacerte mover y hasta ahí. Está acá para sacudirte de verdad. Mike Holliday y Joe Wiles (antes Will Marquiss) no se conforman con producir beats: son arquitectos del sonido, construyendo mundos enteros a base de subgraves, ambient y un nivel de detalle que roza lo obsesivo.
Lo que empezó como sesiones de turntablism cuando eran pibes, fue creciendo hasta convertirse en algo mucho más grande: una obsesión con la textura, la profundidad y la narrativa sonora. Su música tiene ese aire cinematográfico que viene de horas escarbando samples y de una fascinación con los soundtracks que se nota en cada tema.
Ya sea que estén jugando con el dubstep, el drum and bass o el halftime, su estilo se reconoce al toque: limpio, envolvente y con un peso que te atraviesa.
Mystic State no hace temas, hace himnos del under con un sonido tan crudo y denso que parece que no debería existir. Se apoyan en las raíces del bass británico, mezclando jungle clásico con una dosis fuerte de experimentación. Es cine para tus oídos, con ritmos que no aflojan y bajos tan pesados que van a poner a prueba tus parlantes.
Pero no es solo el peso. Es cómo suena todo. Cada capa está pensada al milímetro. Se nota la escuela del turntablism en cómo recortan samples, rompen los breaks y cambian los ritmos sin previo aviso. Es sucio, sí, pero nunca desprolijo. Todo tiene una claridad tremenda, incluso cuando el sub te pasa por encima como un tren.
Y después está ese amor por el cine que atraviesa toda su música. Se siente en la tensión, en los espacios, en cómo arman y desarman los sonidos como si fueran escenas. No es solo música. Es una experiencia. Por eso sus bajos no solo te sacuden por dentro: te cuentan algo.
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Mystic State saca bombas que te obligan a prestar atención. Acá te van algunas de las mejores:
"The Last Lotus" EP (2023): Producido por Deep, Dark & Dangerous, este EP cargado de halftime viene con fuego en temas como “Strike” y “Blessings”.
"Tomahawk": Un clásico que rompe géneros mezclando dubstep y halftime con una melodía que se te mete en la cabeza.
"My Own Private Island": Experimental, introspectivo y lleno de atmósfera.
"Scimitar" EP (2024): Un bombazo lanzado en Artikal Music UK con “City Limit” junto a Jack Spencer, ideal para destruir la pista.
"South West Noire" (2024): Colab con Third Degree y Anya Asia, lanzado en su propio sello, The Chikara Project. Esto prende fuego todo.
Con colaboraciones y remixes junto a algunos de los más cracks, como Monty, Bredren y Arkaik, el catálogo de Mystic State viene cargadísimo. Pero entre tanta artillería, “Embrace Change” (2024), junto a Elias y Nina, se llevó todos los aplausos. Para nosotros, fue uno de los temas del año.
Los últimos dos años fueron una locura para Mystic State. En 2023 sacaron el EP The Last Lotus, una bomba halftime que todavía está sonando en todas partes. En 2024 redoblaron la apuesta con Yozakura en Chord Marauders y el EP Scimitar, dejando claro que no tienen pensado frenar. Entre medio, colaboraciones de otro nivel y la gestión de su sello con toda la actitud. Ya no solo están en la escena, sino que la están moldeando a su manera.
Y 2025 no hizo más que confirmarlo. Con un set explosivo en el Rolling Hertz Festival, demostraron por qué su sonido tiene un lugar asegurado en lo más alto del bass mundial. Y con más tracks que siguen rompiendo moldes, el viaje está lejos de terminar.
Agárrate fuerte.
Esta es la era de Mystic State.
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