Son las 3 de la mañana, el aire está espeso y caliente, y HOSH tiene a todo Papaya Playa flotando en trance. El DJ y productor alemán, mago del techno melódico nacido en Hamburgo, se convirtió —sin buscarlo— en uno de los nombres más queridos del under mexicano. Su camino lo llevó de los primeros lanzamientos en el sello Diynamic de Solomun a ser cabeza de cartel en raves místicos frente al mar en Tulum. Su sonido —hipnótico, cargado de emoción— conecta de lleno con el público latino. Porque el techno, cuando es real, no entiende de fronteras.

De Hamburgo al mundo: Un obsesionado con el groove

Holger Behn nació en Hamburgo en 1986, y en un principio no pintaba para DJ. Pero algo en él se encendió cuando empezó a obsesionarse con cómo se armaban los discos. Se metió al estudio, dejó la pista, y encontró su forma de expresarse. Una vez dijo que producir es como cocinar: “Mientras más amor le ponés al plato (o al track), mejor sale.” Y sí, se nota.

Su primer hogar artístico fue Diynamic, el sello que fundó Solomun y que terminó marcando toda una era del deep y el melodic house. HOSH fue de los primeros en sacar música ahí, con temazos como White Elephant, Oelckersallee EP o Connecting the Dots, que ayudaron a darle forma al sonido del sello. Desde el principio, HOSH se perfiló como ese tipo de DJ que no busca fama: lo suyo siempre fue el groove y la historia que cuenta con cada set.

Cuando el cuerpo te pide libertad: Así nació Fryhide

Durante años fue figura fija de Diynamic, sacando música emotiva y profunda, y tocando en clubes de Ibiza y toda Europa. Pero en 2017, Holger sintió que necesitaba algo más libre. Entonces creó Fryhide, una palabra inventada que suena como freiheit (libertad en alemán). Y ese era el objetivo: hacer lo que quisiera, sin manual ni expectativas ajenas.

El debut fue con Stories From Sa Talaia, un álbum conceptual dividido en cuatro EPs, con colaboraciones de GHEIST, Tim Engelhardt y Lehar. Desde el vamos, se notaba que Fryhide no era solo un sello, era una especie de universo curado por él.

Y funcionó. El sello se convirtió en referencia del melodic house moderno, dándole espacio a artistas como ARTBAT antes de que explotaran. Para 2018 ya estaban metidos en el top 100 global de Beatport y haciendo showcases en Montreal, Berlín, Ámsterdam, Hamburgo… lo que quieras.

Esa movida independiente reafirmó que HOSH no es uno más. Es un tipo que marca el ritmo sin levantar demasiado la voz. En 2018, lo nominaron a los premios Melodic House & Techno DJ Awards, junto a cracks como Tale Of Us y Adriatique.

Del hitazo inesperado al renacer creativo post-2020

El 2020 fue un año raro para todos, pero para HOSH también fue el año donde su carrera despegó a otro nivel. Todo gracias a un remix inesperado: Midnight (The Hanging Tree), una relectura melancólica y potente de una canción de Los Juegos del Hambre, hecha junto al productor italiano 1979 y la cantante británica Jalja.

Ese tema se volvió un hit de pista. Llegó al #1 en Beatport en la categoría Melodic House & Techno y hasta entró al Top 40 de los charts del Reino Unido. Algo que casi ningún DJ del under logra. BBC Radio 1 lo eligió como “tema más hot” de la semana. Y de repente, todos hablaban de HOSH.

Pero no se vendió. Al contrario, redobló la apuesta. Ese mismo año lo convocaron Becky Hill y Sigala para remixar Heaven On My Mind. Y él lo transformó en una joya nocturna: pulida, emotiva, pero con groove. De esas que podés bailar en la radio o en un club transpirado a las cinco de la mañana.

Desde entonces, no paró de experimentar. En 2022 y 2023 lanzó temas como Song to the Siren y Wanna Fly (junto a Lovespeake). También hizo un remix demoledor de Body Language (el clásico de M.A.N.D.Y. vs. Booka Shade) a 130 BPM, listo para reventar pistas actuales.

Hasta sus remixes viejos —como el de Keep Control de Sono o Innerbloom de RÜFÜS— están resurgiendo. Porque su toque, aunque pasen los años, no pierde vigencia.

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México lo adoptó y el respondió con groove

Pero lo que hace especial a HOSH no es solo lo que produce. Es dónde y cómo su música encuentra hogar. Y si hay un lugar donde su sonido pegó fuerte, ese es México.

Ya en 2015 lo veías tocando en BPM en Playa del Carmen, en medio de la jungla, junto a Solomun y Stimming. Su estilo —bajos orgánicos con peso y grooves medio oscuros, medio relajados— parecía hecho para esas noches de calor pegajoso.

Con los años volvió una y otra vez. Tocó un atardecer inolvidable en Tulum durante un takeover de Diynamic. Encabezó el Anywhere Festival en 2022. Y cerró 2023 en Papaya Playa Project en el evento “Los Dos Uno Rebirth”, junto a Feathered Sun.

Pero también pisó fuerte en la CDMX. Sets maratónicos en Funk Club, Año Nuevo en Rioma, y una conexión real con el lado más crudo del under capitalino. HOSH se adapta a todo: estira los builds, mete giros inesperados y lee la pista como si la conociera de memoria.

Hoy México está en su top 5 de países con más oyentes. A la par de Alemania, UK y EE.UU. Y eso, para un artista que hace techno con alma, dice mucho.

Techno con corazón y mucho, pero mucho amor

¿Qué es lo que conecta tanto entre HOSH y el público latino?

Probablemente sea la emoción que transmite en cada set. Una vez tiró, medio en joda, “yo soy del espacio”, hablando de lo que siente cuando está tocando. Pero posta que se nota: lo ves ahí, con los ojos cerrados, una mano en el fader y otra en otra dimensión.

HOSH solo toca música que lo atraviesa. Lo ha dicho: “La gente se da cuenta cuando estás conectado con lo que ponés.” Y esa conexión es de ida y vuelta. El público latino, tan expresivo y abierto, le devuelve todo eso. Se crea un loop emocional entre artista y pista que te deja flotando.

Culturalmente también ocupa un lugar único: tiene credibilidad under, pero a la vez un toque romántico que lo hace distinto. En sus fiestas hay de todo: ravers veteranos, creativos cool, y hasta fans del reggaetón que caen de curiosos y terminan atrapados por el groove.

Y sí, hay tracks como Midnight, Roads (inspirado en Portishead) o su remix de Heaven On My Mind que suenan distinto cuando amanece en Cancún o cuando la niebla cubre la CDMX a las 5 AM.

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HOSH sigue en órbita (y no piensa aterrizar)

De fiestas al aire libre en Hamburgo a junglas raveras en Tulum, HOSH siempre se mantuvo fiel a su estilo. Es uno de esos artistas raros que logran llevar el melodic techno a públicos masivos sin diluir su esencia.

El mundo ya lo entendió. En bosques con neblina, terrazas sudorosas o boliches donde el techo gotea, la gente aparece, se conecta y se deja llevar. Con HOSH no estás solo bailando un set: estás en un viaje lento, espacial, que no quieres que termine.

Y todavía queda mucho. Como él mismo dijo: “viene muchísimo más” —más música, más noches, más pistas por derretir. Donde haya un público con hambre de algo real, ahí va a estar él. Lowkey, enfocado, y listo para hacer despegar el lugar.

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